Sumisión Infantil


Sumisión Infantil

“Enseñamos herramientas para dejar de sentirnos inferiores”

¿Qué es?

Los niños sumisos tienen un comportamiento demasiado pasivo, que huyen de lo que realmente quieren decir y nunca tratan de lograr sus necesidades, sobre todo cuando alguien entra en conflicto con ellos. Son niños que obedecen para no entrar en conflicto con otros, son capaces de anular su personalidad para sentirse aceptado dentro de su grupo o para estar que los demás se metan con él. pasar desapercibido es su objetivo.

Por ejemplo, un niño sumiso en la escuela o en casa pueden asumir la culpabilidad de algo cuando los demás le están señalando, aunque no tengan culpa de nada en absoluto. Pero si las cosas van mal, prefieren aceptar la carga que entrar en conflicto con personas por las que sienten temor.

Este temor suele aparecer porque los niños sumisos sienten como agresivos a otras personas y creen que no son capaces de enfrentarse a los otros. Se consideran seres débiles, cobardes y con poca autoestima y así actúan ante el mundo y la sociedad.

El comportamiento de un niño sumiso puede traerle problemas a la larga ya que es un comportamiento poco saludable que hace que su personalidad quede casi anulada.

Características de un niño sumiso:

  • Los niños sumisos se caracterizan por su entrega y dedicación a los demás llegando a renunciar a sus propias intenciones por satisfacer a los demás.
  • Muestran serias dificultades para establecer límites con respecto al otro.
  • Sienten la necesidad de ser aceptados y aprobados por todo el mundo, otorgando mucha importancia a la valoración externa, de ahí, que rara vez, expresen su malestar.
  • Su sentimiento de inferioridad con respeto a los demás, junto a su amplia tolerancia a la frustración, les lleva a soportar cosas que otro no haría.
  • Suelen atribuirse la culpa de todo cuanto acontece, resultándoles difícil defenderse ya que ante la amenaza se vuelven vulnerables.
  • Evitan tomar el control de su propia vida puesto que “no se creen capaces”.
  • Su incapacidad para expresar enfado o cualquier emoción negativa, les lleva a reprimir emociones que con el tiempo les hace “explotar”y buscar vías de escape como la somatización.
  • No se respetan a sí mismas y presentan serias dificultades en su autoestima, siendo ésta, prácticamente inexistente.
  • Su tono de voz suele ser bajo y muestran serias dificultades para mantener el contacto ocular.

Tratamiento de la sumisión:

  • Potenciar su autoestima. Un niño con buena autoestima sabrá cuánto vale y que nadie es mejor que él en ningún aspecto. Un niño con autoestima sabe que su voz también importa y que si se esfuerza puede conseguir todo lo que se proponga.
  • Educación emocional. Es importante trabajar la educación emocional con un niño sumiso para que deje de reprimir sus sentimientos y sea capaz de expresar lo que siente siempre que lo necesite. Si es capaz de poner palabras a sus sentimientos y a entenderlos, será capaz de entenderse a sí mismo y a los demás, pero, sobre todo, será capaz de respetarse.