Estrés
“El estrés infantil, un problema del nuevo siglo.”
¿Qué es?

El estrés es una respuesta de nuestro cuerpo ante una situación que demanda una adaptación o un cambio. Los síntomas del estrés infantil son variados y sus consecuencias observables a nivel familiar, escolar y relacional.
Al igual que ocurre con los adultos, un estilo de vida estresante afecta todas las dimensiones de desarrollo. El rendimiento escolar disminuye, las relaciones sociales se ven deterioradas y los niños empiezan a perder la motivación paulatinamente.
La infancia es un período que se caracteriza por cambios, adaptaciones; los niños deben hacer frente a esas nuevas situaciones para poder superar las transiciones de una etapa a otra; y son precisamente esos factores o situaciones que producen ansiedad y tensión, llevándolos a comportarse de una manera distinta a la acostumbrada.
Síntomas del estrés infantil:
- Síntomas físicos del estrés en niños: El primer síntoma que tiene consecuencias son las alteraciones del sueño. Junto a esto, el tartamudeo, las pesadillas, la enuresis, la cefalea y las molestias estomacales son algunos de los síntomas inequívocos de que se padece estrés infantil.
- Síntomas de comportamiento: Preocupación y ansiedad, incapacidad para relajarse, miedos recurrentes, dependencia de los padres, rabia y llanto, incapacidad para gestionar las emociones y baja tolerancia a la frustración, comportamiento agresivo y/o terco, regresión y rechazo a participar en todo tipo de actividades escolares y/o familiares.
Consecuencias:
Cuando en casa tenemos un niño que está sufriendo estrés, el clima familiar se resiente. Nuestro hijo se ha vuelto más irascible, agitado o intranquilo. No come bien, duerme mal o se despierta por las noches. Bajo estas circunstancias es normal que los padres nos angustiemos y no sepamos qué hacer.
A nivel escolar, podemos observar como a nuestro hijo le cuesta prestar atención y concentrarse, no es capaz de hacer las tareas escolares como antes y sus notas empeoran.
Es posible que empiece a presentar dificultades para relacionarse con sus amigos, que se aísle, que tenga miedo o empiece a tener comportamientos agresivos con sus compañeros, a llorar por cualquier motivo o se rinda ante cualquier dificultad.
Tratamiento del estrés:
Los niños dependerán de sus recursos personales para adaptarse a las diferentes situaciones novedosas que surjan a lo largo de su vida. Así, cuantos más recursos y fortalezas posean, menos posibilidades tendrán para manifestar estrés.
Una vez que el menor está preparado para la expresión emocional, el siguiente paso es enseñar al niño a reconocer las emociones (las positivas y las negativas). Este aspecto es el que le dotará de un autocontrol para canalizar lo que está experimentando y aprender a expresarlo de manera adaptativa.
Una de las partes más fundamentales para combatir el estrés, es enseñar técnicas de relajación que pueda incorporar a su vida diaria y que le permita contrarrestar toda la sintomatología del estrés.