
Las Escuelas de Padres es un espacio educativo donde un profesional de la psicología imparte un curso-coloquio para dar información y apoyo psicosocial y pedagógico con el fin de dotar a las familias de recursos relacionados con la educación de sus hijos. Asimismo, es un lugar donde compartir con otras familias las experiencias vividas, ideas, problemas y herramientas posibles.
Esta iniciativa tiene grandes beneficios tanto para los padres e hijos como para el profesorado. En primer lugar, el aprendizaje de los padres repercutirá positivamente en el conocimiento del entorno físico-emocional, social y pedagógico en el que se están desarrollando sus hijos, entendiendo la etapa evolutiva de los mismos y saber actuar ante diversas situaciones. Como resultado, este conocimiento traslada seguridad y confianza a sus hijos, mejorando las relaciones filio-parentales. Además, este clima estimula la autoestima positiva en los estudiantes.
En segundo lugar, la participación en la Escuela de Padres puede ser utilizada como campaña preventiva en los problemas más destacados en la época escolar como pueden ser el bullying o el consumo de drogas. El trabajo con los padres es el punto de partida ya que serán capaces de trasladar ideas correctas a sus hijos, reduciéndose así el porcentaje de estas problemáticas.
Por otra parte, este espacio fomenta la relación activa entre colegio y familia. El establecimiento de vínculos entre el equipo de profesorado y los padres es beneficioso para todas las partes. Los profesores podrán conocer las dificultades a las que se enfrentan los progenitores a la hora de realizar las tareas escolares en casa; los padres sabrán qué están trabajando sus hijos para así fortalecer y reforzar las competencias o aprendizajes adquiridos. Los principales beneficiarios serán los alumnos ya que se verán mejoras en sus resultados, aumentado así su autoeficacia y autoestima.
Por último, destacar que la adquisición de conocimientos y herramientas disminuye la incomodidad de la incertidumbre, mejorando así la propia confianza, autoestima y seguridad de los padres a la hora de enfrentarse al día a día. Además, al ser un espacio compartido con otros padres hace que no se sientan solos e incomprendidos, teniendo un lugar de desahogo y apoyo, libre de juicios.