Apatía
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¿Qué es?

La apatía se puede definir como un síndrome neuro-conductual caracterizado por la falta de voluntad o de interés por las actividades diarias y las de ocio, y por una pérdida de la motivación, que también se refleja en la disminución de la respuesta afectiva (emociones y sentimientos). Hace referencia tanto a aspectos cognitivos y afectivos como a ciertos comportamientos, aspectos que en conjunto provocan una importante disminución de las conductas con un determinado fin.
Esta situación conlleva para los niños una falta de interés general y la pérdida de motivación para aprender cosas nuevas se pueden deber a diversas causas que la estén produciendo.
Causas de la apatía:
- La falta de sueño. La falta de sueño continuada puede alterar las capacidades de los niños. Como consecuencia aparece la apatía y el desinterés.
- La alimentación. El hecho de llevar una dieta poco equilibrada puede afectar el estado de ánimo del niño en sentido negativo. Este cambio en el estado de ánimo afecta a la capacidad del niño para concentrarse en su casa o en la escuela, dando lugar a la apatía entre otras consecuencias.
- La vida sedentaria. La ausencia de movimiento y de ejercicio físico puede afectar a la forma de vida a corto y largo plazo. Cuando los niños son pequeños este sedentarismo hace que este tipo de niños falten al menos dos días más que la media al colegio. Cuando son más mayores se asocia a un menor rendimiento escolar.
- El estrés. Incluso los niños sienten estrés en alguna medida. En los niños muy pequeños, el hecho de separarse de sus padres puede ocasionarles ansiedad. A medida que los niños crecen, las presiones académicas y sociales crean estrés. Además, hay niños que están muy ocupados no teniendo tiempo libre debido a la cantidad de actividades a las que tienen que asistir.
Síntomas de la apatía:
- Pérdida de la motivación, en relación a la situación anterior de la persona, según su edad y sus costumbres o preferencias.
- Reducción de la productividad.
- Reducción del esfuerzo.
- Disminución del tiempo dedicado a actividades de interés.
- Pérdida de iniciativa o perseverancia.
- Disminución de la vida social y actividades de ocio.
- Pérdida de interés general.
- Poco interés en aprender cosas nuevas o vivir nuevas experiencias.
- Disminución del interés por la propia salud.
- Pérdida de respuesta emocional ante eventos positivos o negativos.
Tratamiento de la apatía:
Acompañar. Es importante que el niño aprenda resolver sus problemas por sí mismo. Gracias a esto se sentirá valorado y con fuerzas. El papel del psicólogo será el de acompañar, dejando claro que ellos serán los encargados de sus responsabilidades y tengan claro que son útiles. Dejar que el niño explore antes de proponerle o darle soluciones.
Comunicación. Hacerles conscientes a los pequeños de que ellos mismos son responsables de su apatía. Preguntar sobre qué piensa de sus amigos, de la familia, de sí mismo le ayudará a conocerse y ser consciente de la realidad de sus emociones.
Evita elogiar cuando está apático. Los elogios en este momento pueden provocar más frustración en el niño. De alguna forma se el niño puede comprender los elogios de manera contraria.