Agresividad


Agresividad

“Todos somos capaces de aprender a gestionar nuestros enfados”

¿Qué es?

La agresividad infantil es un problema que puede llegar a desbordar a padres, profesores y/o cuidadores del niño. Tratar este problema de forma precoz evitará problemas y patologías psicológicas en la vida adulta del niño

Los niños que presentan comportamientos agresivos son por lo general, niños con dificultades para relacionarse con los demás o adaptarse a su propio ambiente.

No lo normalices

Ciertos comportamientos agresivos son aceptados durante ciertas etapas de la infancia, como es el caso de las pataletas o gritos cuando el niño es pequeño. Sin embargo, a medida que el niño madura y evoluciona, si se mantienen los comportamientos agresivos y se da una falta de control de la frustración o temperamento, estos deben ser tratados

La presencia de conductas como los empujones, pellizcos, arañazos, etc., se considera normal hasta los 5 años, ya que a esa edad el niño tiene la capacidad de autocontrol reducida. Sin embargo, estos comportamientos no deben pasar desapercibidos y es necesario corregirlos cuanto antes, para evitar un problema mayor en el futuro.

Prevención

Las conductas agresivas son aprendidas y, por tanto, también pueden ser modificadas. Por eso, un comportamiento que se basa en la agresividad puede ser modificado y sustituido por otro adecuado.

El mejor tratamiento es la prevención y en esto la familia tiene un papel fundamental. La familia debe convertirse en un modelo adecuado para los niños.

Además, hay que tener en cuenta si el niño tiene algún déficit de habilidades sociales, como ausencia de estrategias verbales para resolver determinadas situaciones o pobre capacidad de comunicación.

Tratamiento de la agresividad:

  • Trabajo desde casa. En ocasiones, es la propia familia la que premia y refuerza el comportamiento agresivo del niño y no está siendo consciente.
  • Enseñarle otras opciones. No basta con decirle al niño “Esto no se hace”, hay que enseñarle otras alternativas a su conducta para que aprenda a resolver las situaciones de otra manera.
  • Aprender técnicas de relajación. Con las que el niño aprenda a gestionar la agresividad a través de su cuerpo y su autocontrol.
  • Adoptar medidas. Cuando el niño tiene un comportamiento agresivo, se deben tomar medidas de manera que ese comportamiento tenga consecuencias negativas. Estas deben ser lo antes posible, para que el niño relacione la conducta agresiva con la consecuencia negativa.